Esa historia la conoce la mayoría de los mexicanos: Los
austriacos, en un intento de vengar la muerte de su amado noble Maximiliano de Habsburgo,
consiguieron tener en su posesión un ícono nacional, el penacho de
nuestro tlahtoanitl Motecuhzoma (también puede
escribirse Moteczuma) Xocoyotzin; en diversas
ocasiones el gobierno ha solicitado que se regrese ese penacho a México, y los
austriacos siempre han dicho que no. Afortunadamente para algunos, las
investigaciones han puesto en duda que el penacho que tienen en Austria haya
sido realmente de Moteczuma, ¿Por qué?
¿Qué es/era un penacho? Biológicamente, es un conjunto de plumas que poseen
algunas aves y les sirve para atraer pareja o comunicarse con los de su
especie. Sin embargo, en el caso que nos atañe el penacho era un símbolo de
autoridad de un tlahtoquetl. Un penacho es un objeto de gran valor
porque está hecho de plumas de quetzaltototl, chalchiuhtli (jade),
xihuitl (turquesa), y sí, desde luego algo de cozticteocuitlatl (oro).
Su equivalente actual sería como una corona.
Pues bien, cuando el gran señor que se enfurece (Moteczuma) llegó al
poder en 1502, Mexihco Tenochtitlan era una ciudad
inmensamente rica, debido a que los mexihcah tenían sometidos a más de 360
pueblos tributarios, de tal forma que cada 20 días llegaban enormes cargamentos
de cacahuatl (cacao), oro en polvo, plumas de quetzaltototl,
pieles de ocelotl (jaguar), de mazatl (venado),
vestimentas de alta calidad, águilas vivas, cajas grandísimas de centli (maíz), etl (frijol), chilli(chile), xictomatl (jitomates),
cautivos de guerra, escudos, itztli (obsidiana), jade y turquesas
(entre otras cosas). Toda esta riqueza permitió a Moteczuma llevar
una vida más ostentosa que cualquiera de sus predecesores tlahtoqui,
tenía un estilo de vida al nivel de cualquier rey europeo. Se tiene bien
documentado que no usaba la misma prenda de vestir dos veces, se bañaba 4 veces
al día, y cuando quería comer pescado, un grupo de corredores (los painanih)
iban desde Chalchiuhcueyehcan (actual Veracruz) hasta Mexihco lo
más rápido que podían para que el Tlahtoani tuviera el pescado
listo para el almuerzo. Además de que los platos y cubiertos con los que comía
eran de altísima calidad, fabricados por artesanos con la mejor cerámica de
mesoamérica.
Dicho todo esto ya no sorprende que Moteczuma hubiese tenido
no uno, sino varios penachos ostentosos para uso personal. Como dato adicional
para entender el lujo de un penacho, éstos llevaban 400 plumas largas de
quetzal, y un quetzal crea sólo una de esas plumas en toda su vida. Es decir,
necesitamos 400 quetzales diferentes para hacer un penacho, algo que hoy en día
es imposible porque esta hermosa ave está en peligro de desaparecer. Y el
tlahtoanitl de Mexihco tenía varios.
Pues bien, entre lo que robó Cortés y su gente efectivamente se encontraba un
penacho, pero como éste no tenía tanto oro, le dieron poca o nada de
importancia, hasta el hecho de que se desconoció por años la ubicación del
mismo. El penacho reapareció mágicamente en Austria y los austriacos se
regocijan de poseer una reliquia mexicana de ese nivel. Pero como dijimos al
inicio, al parecer esto no es verdad. Y las razones son las siguientes:
1.- Un penacho es un objeto sumamente delicado. Las plumas de quetzal ni
siquiera se pueden tocar con los dedos, ya que la grasa de nuestra piel daña la
pluma y la descompone para siempre. ¿Los españoles sabían esto? Difícilmente.
¿Cómo podría resistir un penacho tanto ajetreo (ser llevado en barco, quedar
abandonado en un rincón por décadas, ser tocado por tantas manos)?
2.- Las investigaciones han puesto en duda que ese objeto en Austria sea de la
época colonial, al parecer es más reciente, por lo que no puede ser de
Moteczuma.
3.- Otras investigaciones han determinado que el objeto que tienen los
austriacos ni siquiera es un penacho, por la forma que tiene.
Si es que quedó algo de ese penacho, fue hace mucho, ya que actualmente sería
un montón plumas totalmente descompuestas; en teoría ya no existe.
En resumen, el objeto que los austriacos dicen que es “el penacho de Moteczuma“
tiene muy pocas o nulas probabilidades de serlo, ya que ni por la forma, ni por
la edad, ni por los cuidados especiales que debió tener, pasa las pruebas. Es
más importante buscar recuperar reliquias reales, como los códices o esculturas
de piedra.
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